EVITANDO LA BÚSQUEDA DE CULPABLES: UNA LECCIÓN DE GESTIÓN DE CONFLICTOS

“La verdadera prueba de carácter no está en evitar los errores, sino en cómo respondemos a ellos.”
— John C. Maxwell

Hace poco, afronté una situación delicada en uno de los barcos en los que estaba trabajando y quiero compartirla. Creo que puede ser muy útil en el día a día de quienes gestionamos equipos y proyectos en el sector náutico y marítimo.

Contexto:

En este proyecto, entre otros, estamos llevando a cabo trabajos de pintura a bordo de un yate, con plazos de entrega muy ajustados. Como responsable visible del trabajo ante la tripulación, cualquier desvío podría tener consecuencias importantes. Además, la relación con la tripulación es frágil, por lo que es esencial mantener una comunicación cuidadosa.

Una mañana, recibo un mensaje de WhatsApp del encargado de la empresa de pintura subcontratada. El mensaje incluye fotos de la zona de trabajo donde se ven manchas de pintura gris, una caja de herramientas dañada, una parte de la cubierta de madera manchada, y una bicicleta estática del mismo color que las manchas. El mensaje dice algo como:

“Adrián, esta mañana llegamos a trabajar y descubrimos que durante el fin de semana, la tripulación ha usado nuestro equipo para pintar una bicicleta. Esto ha dañado la cubierta, ha dejado manchas y ha destruido una de mis cajas de herramientas. ¡Así no se puede trabajar! No me hago responsable de los daños y exijo una compensación.»

Mi reacción inicial es pensar que la tripulación ha generado un problema. Hace unos años posiblemente habría llamado de inmediato al primer oficial y lanzado mis quejas, exigiendo cuidado y compensaciones. Pero esta vez, decido tomar un enfoque diferente.

Cambio de enfoque:

Reflexiono y me doy cuenta de que, en realidad, sé muy poco sobre lo ocurrido. Lo único que tengo son fotos y la interpretación del pintor, claramente influenciada por su frustración. Los únicos “hechos” observables en mi haber son:

  • Manchas de pintura gris en la zona de trabajo.
  • Una caja de herramientas dañada.
  • Manchas en la cubierta de madera.
  • Una bicicleta estática gris cerca de la zona de trabajo.

Todo lo demás es especulación. Decido dejar mis interpretaciones a un lado y opto por mantener la calma. Luego, llamo al primer oficial del barco y, en lugar de acusarlo, le digo algo así:

“Hola, Juan. He recibido unas fotos del pintor que me gustaría comentar contigo. Te las envío y te agradecería que me dieras tu versión de lo ocurrido. Al parecer, hay daños en una caja de herramientas, en la cubierta, y manchas de pintura gris cerca de una bicicleta estática.”

Resultados:

Al no acusar a nadie y solicitar su ayuda, Juan responde de manera colaborativa. Me explica que, efectivamente, la tripulación había estado pintando una bicicleta estática en esa zona durante el fin de semana. Este enfoque neutral y colaborativo permite:

  • Esclarecer los hechos sin causar conflictos innecesarios.
  • Mejorar la relación con la tripulación, que asumió su parte de responsabilidad.
  • Calmar al pintor, quien, al final, decidió no reclamar compensaciones y colaborar más estrechamente con la tripulación, viendo que él también tenía parte en lo sucedido.

Lección:

Si hubiera seguido mi impulso inicial de buscar culpables, el resultado habría sido muy distinto. En resumen, cuando afrontamos situaciones conflictivas, es esencial:

1. Detenerse antes de reaccionar.

2. Separar los hechos objetivos de las interpretaciones y juicios.

3. Reflexionar sobre nuestra intención al comunicarnos: ¿Buscamos tener razón, econtrar culpables o queremos conectar y resolver?

4. Comunicar solo los hechos neutros, manteniendo en mente la intención de conectar y colaborar.

Este enfoque no solo previene el potencial conflicto, sino que también fortalece las relaciones y fomenta un ambiente de trabajo más saludable.

Conclusión:

En la gestión de conflictos, el enfoque no debería ser buscar culpables, sino construir puentes. Cada desafío es una oportunidad para fortalecer relaciones, mejorar la comunicación y crecer como equipo. La clave está en cómo elegimos reaccionar ante lo inesperado.

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